El crecimiento económico no es solo una cifra en el PIB: es la base que sostiene el empleo, la productividad y las oportunidades que permiten que las familias chilenas puedan proyectarse con más seguridad. Por eso, en medio de las discusiones sobre los efectos de las nuevas reformas laborales, SOFOFA encargó al economista Juan Bravo un estudio que busca responder una pregunta clave: ¿Cuánto tiene que crecer Chile para mantener la agenda laboral actual?
El resultado revela un desafío importante. Según el informe, el país deberá crecer entre 0,6% y 1,1% adicional cada año solo para compensar el efecto de las reformas laborales ya implementadas o en tramitación. Esto incluye medidas como la reducción de la jornada laboral a 40 horas, el aumento del salario mínimo, la mayor cotización previsional y otras propuestas que siguen en discusión en el Congreso.
Sin ese crecimiento adicional, Chile podría perder entre 387 mil y 700 mil empleos hacia 2033; cifras que, más allá de lo técnico, representan personas, familias y empresas que verían afectadas sus oportunidades de desarrollo.
“El desafío no es hablar solo de costos, sino de crecimiento”, señaló Rosario Navarro, presidenta de SOFOFA. “Si queremos más empleo formal y mejores salarios, necesitamos una economía que crezca. Hoy los datos muestran que Chile tendría que aumentar su crecimiento entre 0,6% y 1,1% anual sólo para compensar el efecto de las nuevas regulaciones. Nuestro foco debe estar en cómo impulsamos ese crecimiento, no en cómo lo frenamos”.
El estudio también invita a una reflexión más profunda sobre el equilibrio entre progreso social y sostenibilidad económica. Las reformas laborales pueden contribuir a mejorar la calidad de vida de los trabajadores, pero deben implementarse con gradualidad y mirada de largo plazo, considerando el impacto que generan sobre la productividad y la capacidad de las empresas —en especial las pequeñas y medianas— para adaptarse.
En ese sentido, SOFOFA insiste en la importancia del diálogo y la planificación conjunta. Las políticas públicas y las regulaciones deben construirse sobre una comprensión compartida de los desafíos productivos, de modo que cada paso hacia una mayor equidad también fortalezca la capacidad de Chile para seguir creciendo y generando empleo formal.
Más allá de las cifras, este estudio recuerda algo esencial: crecer no es un objetivo en sí mismo, sino una condición necesaria para que el desarrollo sea sostenible, inclusivo y duradero.
El crecimiento permite financiar la innovación, la transición hacia energías limpias, la formación de talento, y la expansión de sectores productivos que generan oportunidades en todas las regiones del país. Porque cuando Chile crece, crecen también sus personas, sus empresas y su futuro compartido.